Vivir sin vocación es vivir sin misión

… vivir sin vocación es vivir sin misión… pero nadie se adjudica su propia misión en la vida… cada misión es la respuesta a una llamada… y toda vocación supone un proceso de aprendizaje, un tiempo de maduración… entonces cada misión será: enseñar lo que primero fue aprender; mostrar lo que primero fue encontrar; contar lo que primero fue un llamar que nos hizo encontrar y también aprender que lo primer es el ¡amar!… la “rosa sin porqué” fue llamada gratuitamente a cumplir la misión de mostrar la gratuidad… ¿vives con el llamado latiendo en tu misión?, ¿has dejado de escuchar la voz que un día te impulsó a soñar y a darlo todo por tu familia y por los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 9,9-13)…