Vive en alegría agradecida

… “caminante peregrino”, ¿te asaltan los recuerdos?… ¿te invaden deseos para mañana?… ¡cuántas veces llegan esos «mensajes» a tu consideración!… pero “aquello” que tal vez extrañas ya está en el Corazón de Dios, quizá antes que en el tuyo… nada has perdido, ni puedes perder ¡cuando Él mismo te guarda lo mejor y mejor de cuanto puedas sospechar!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¡todo puede ser presente!… y lo futuro «ya», ahora, si levantas a Él tu espíritu… o si acoges al Espíritu que viene a ti… ¡nada has «perdido», hermanito, hermanita!… ¡deja de buscar tantos dones y considera Quien, amándote, se te doma!…

… en el encuentro con tu Señor amado, tu vida adquiere un valor «único»… los latidos de tu corazón son ¡eco de cuanto Él te comunica y participa y transforma!… ¡siempre son «más»!… y te dicen de un palpitar de vida que no acaba jamás… ¡bendícele siempre, dándole gracias y alabándole!… ¡vive en alegría agradecida!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, das las gracias a tu Señor amado… sin hablar, sin pronunciar palabras, con una actitud dispositiva… porque más importante te es el Corazón que te salva, que la salvación que recibes… valora más a Quien te regala que el regalo que te da… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 17,11-19: “… ¿ninguno volvió a dar gracias a Dios?… ”)…