Hay una vida que ignoras, que quizá olvidas o soslayas

… hay una vida que ignoras, que quizá olvidas o soslayas… es la vida verdadera que corre más alta, por encima de los sentidos o más hondo que todas las noticias… ¡vida verdadera, inimaginable!… si no te desvives no vives en verdad nada… no aciertas a expresar bien tu bien, quedas atado a un carro que te arrastra y te miente, porque supones demasiado o pretendes razonar tanto que todo lo pierdes en la vorágine de inquietudes y de angustias… acepta lo que no logras circunscribir ni encerrar en ninguna parte… acepta que lo mejor esté por encima de ti, pero profundamente en ti… acepta que el Señor te regale, aunque por el momento no puedas descubrirlo para «usarlo»… no se trata de «usar», tampoco de «aprovechar»… tampoco de ganar o de perder y, mucho menos, de comparar… de nada te apoderes, deja que el agua se deslice mansamente… tu renuncia no precisa «refuerzos» de ningún tipo… no tienes necesidad ni apuro de enlazar o de asegurarte de nada y mucho menos de nadie… ni «esclavo» ni «esclavista»… la amistad verdadera es «desinteresada», donde hay interés o utilitarismo, donde se pretende «sacar provecho» de personas y de cosas: ¡todo se derrumba!… la #rosasinporqué vive desviviéndose en cada amanecer regalando gratuidad y hermosura… ¿te desvives por alguien o sólo vives mezquinamente para ti?, ¿eres esclavo o esclavista, libre y liberador?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 8,34 – 9, 1)…