Abandona tu «ego», ¡que no eres tú!

… abandona tu «ego», ¡que no eres tú!… deja tu «yo diminuto» y abre tu corazón profundo… ¡cuántos «apegos» y cosas!… suelta, abre la mano y el corazón… ¿temes «caer» no sé dónde?… es posible, pero no caes… no hay caída, porque si sueltas, abandonándote, caes en Dios… es decir, te elevas… Él es Todo… aún deja «pensamientos» y «maneras», que disfraces acaban siendo, luego de tantas justificaciones y reparos… hermosa es la caligrafía, pero terrible cuando dependes de ella… busca la belleza que te transfigura y eleva por encima de todo… valora ese instante, el Soplo, el respiro que es Vida… tal vez lo mejor no se repita, porque tiene su eco y su maravillosa transfiguración en la resurrección y en la eternidad… el sabor del instante que no se repite tiene su gusto en la Eternidad… déjate hallar por el Señor y ábrele todas las puertas… ¡tan importante es tu «intención»!… «querer con toda el alma» es volver y volver, despertar una y otra vez… adopta las palabras más simples, los símbolos mayores… es hora de dejarte «elevar», de transfiguración… la #rosasinporqué no está asida a nada por eso trasfigura la gratuidad en belleza que eleva… ¿te dejas elevar más allá, o más acá, para transfigurar tus días?, ¿pretendes plantar carpas como respuesta a la invitación de trascendencia?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,2-13)…