Que tus ojos se llenen de bondad

… que tus ojos se llenen de bondad para mirar y respetar, para ver y aprender… que tus oídos se llenen de bondad para oír y traducir, para escuchar y esperar… que tu boca se llene de bondad para callar y acompañar, para hablar y consolar… que tus manos se llenen de bondad para tocar y suavizar, para sembrar y cosechar… que tus pies se llenen de bondad para llegar sin protestar, para acudir sin desistir… que tus brazos se llenen de bondad para abrazar y confortar, para tener sin retener… que tus labios se llenen de bondad para reír y sonreír, para besar y allí adorar… que tus lágrimas se llenen de bondad para llorar y desahogar, para parir y despedir… que tus palabras se llenen de bondad para decir y no mentir, para unir y construir… que tus gestos se llenen de bondad para ungir y revivir, para ayudar sin alardear… la “rosa sin porqué” abuena con su presencia toda circunstancia… ¿abuenas con tu presencia la vida de los tuyos?, ¿el paso de los años te abuena y te ablanda o te amala y te endurece?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,38-40)…