En la sequedad de mis ojos

… en la sequedad de mis ojos, quedó la sombra de tu presencia que alguna vez pasó, dejando tan solo ausencia… mas el milagro ocurrió al mantener la puerta abierta… y cuando la luz iluminó el lugar del abandono, había un niño, un amor y una esperanza cierta… amigo, ¡no desconfíes del niño que llevas dentro!, ¡no temas tu pequeñez ni la improductividad de tu soñar y hacer!… lo insignificante aparente significa mucho en la vida… la “rosa sin porqué” no pretende ser ni grandota ni agrandada, disfruta su pequeñez niña… ¿te dejas encandilar por el tamaño y la cantidad de las cosas y de las personas despreciando lo pequeño?, ¿compites o compartes entre los tuyos que tanto amas?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,30-37)…