… tantas veces atribuyes la condición de «absoluto» a aquello que no lo es y te fatigas en tareas que a nada conducen… despréndete del tiempo y del lugar eventual, sumérgete ya en el misterio que tú mismo eres, en el misterio del rosto de Quien te ama de verdad… no se trata de esta o de aquella “capilla”, tampoco de esos «desiertos» que imaginas… la Misericordia habita en un Rostro, “ese” es tu lugar, no otro… de la abundancia del corazón, habla el rostro… si en tu corazón abundan odios y rencores, tu rostro hablará de ellos en la dureza de sus propios gestos… lo mismo, si abundan miedos, desconfianzas, infidelidades, mentiras, suficiencias, o bondades… de ahí, que las madres, muchas veces atienden a lo que sus hijos dicen, pero poniendo especial atención en sus rostros (es así como descubren lo que realmente pasa por su interior)… el Señor quiere que su Rostro transfigurado te hable de la sobreabundante plenitud que hay en su Corazón, para que encuentres allí el lugar que sustenta y cobija la Palabra que te es dada… la “rosa sin porqué” posee el más bello rostro, porque su corazón es todo gratuidad… ¿sabes leer en tu rostro lo que dice tu corazón?, ¿sabes leer en el rostro de tus amados lo que guardan sus corazones?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 9,28b-36)…