… ¿es necesario que otro te muestre lo que no sabes o descuidas?… qué necesidad hay que otro te oiga lo que no sabes si “es así” o “versión propia”, por el solo gusto de ser juez en esa historia que ya tiene sentencia en tu memoria… qué triste realidad repetida la de esta “noria”, que una y otra vez se vanagloria de amor a la verdad, cuando a decir verdad así la odia… porque cuando la Vida llegaba muerta hasta la muerte, y la Palabra enmudecía en un Silencio fuerte… y cuando todo decía que terminaba allí su suerte, y no quedaba sino llorar cual lluvia tenue, la Palabra gritó que estaba Viva y para siempre… que ofrecía sus heridas para verse, y te invitaba en su Costado a allí meterte, diciéndote tan solo: “¡sé creyente, vive prevenido en el presente!”… amigo, pide entonces para tu muerte que la última palabra que digas sea: “sostenme”… porque el Amor abrió sus brazos por tenerte… la “rosa sin porqué” vive intensamente en gratuidad el presente, que eso es estar preparado para la muerte… ¿vives sabiendo que puede ser hoy tu último día?, ¿eres feliz haciendo lo que debes?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 12,35-40)…