… sustentas con tu Presencia
la existencia de todo lo creado,
y tu Ausencia no deja lo amado
sino que lo recrea y lo renueva…
… cuando abro los ojos
para verte en lo real,
ya te veo antes en el deseo
que inicia la mirada…
… cuando pregunto por Ti
a las criaturas de la tierra,
ya te escucho antes en el silencio
donde nace mi pregunta…
… cuando acerco mi mano
para acariciarte en otro cuerpo,
ya te percibo antes en el origen
de mi carne peregrina…
… cuando sorbo el agua
para llenarme de tu Vida,
ya te saboreo antes en la sed
que abre mi garganta…
… cuando aspiro los olores
de tu Pascua por los hombres,
ya te olfateo antes en la Paz
que distiende mis pulmones…
… no te vas, ¡siempre estás!,
permaneces resucitado con nosotros
y ascendido junto al Padre,
somos testigos de tu Buena Noticia…
“… mientras los bendecía,
se separó de ellos
y fue llevado al cielo…” (Lucas 24,51)
(… la “rosa sin porqué” sabe que la aparente distancia no es ausencia de la gratuidad sino misión encomendada… con el Evangelio de hoy, San Lucas 24,46-53…)