… ¿soportas tu libertad y la responsabilidad que comporta?… no sea que el «peso» de la propia humanidad te abrume… es bueno que sepas que el «desasimiento» está en relación estrecha con la libertad… si te “liberas” de esto o de aquello favoreces, sin duda, la limpidez y transparencia de tu camino… no importa que la comprensión ambiental no sea todo lo satisfactoria que deseabas, la realidad es una y no puede destruirse por capricho de nadie… «levántate y anda», y no permitas que los riesgos te detengan… pero respeta también el misterio y la presencia, y el «palpitar» de tus hermanos… cuando confías en Dios de verdad, esa confianza vuelve y se derrama en tu entorno… aprende a bendecir, a alegrarte por el bien de otros… abre de par en par tu corazón y rechaza con energía las pretensiones de los entrometidos… respétate y respeta… no son los timoratos los que llevan la razón y sólo saben desatar funestos entredichos… defiende tu libertad siempre, sin temor ni vacilaciones… vergüenza es que no lo hagas o que ocultes tu rostro entre tus manos… sé valiente, no dejes que tus esclavitudes arruinen tus días… entonces no le arruinarás la vida a los demás… la #rosasinporqué se decide a vivir en y con libertad, la gratuidad la hace valiente y respetuosa… ¿qué clase de libertad pretendes y buscas?, ¿eres libre?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,31-42)…