… ¿son ésas mis lágrimas tuyas
que descienden de tus mejillas,
*y como pétalos de rosas,
con su suavidad y fragancia,
consuelan e impregnan mi vida?…
… Estanciera de los dolientes,
así como entonces, ahora,
junto a las cruces de tus hijos,
Dolorosa y Compasiva,
de pie, jamás vencida…
… ¡cómo me gustaría un día,
devolverte esas miradas y caricias,
y poder gritar a los cuatro vientos,
que ésas tus lágrimas son mías,
Mujer, Esposa, Madre y Amiga!…
-“… éstas mis lágrimas serán tuyas
cuando permaneciendo amando,
de pie junto al dolor de cada uno,
veas en ellos a mi amado Hijo crucificado
y no te salgas de su Costado traspasado…”…
“… junto a la cruz de Jesús,
estaba su madre…” (Juan 19,25ª)
(… la “rosa sin por qué” permanece fiel de pie junto a la gratuidad… con el Evangelio de hoy San Juan 19,25-27…)