Siempre es todo con todo porque si no es nada

… “caminante peregrino”, ¿te sientes despojado de obras y de méritos?… ¿crees que es importante almacenar títulos, recomendaciones, garantías y mil cosas más?… ¿cuántas personas se cruzarán contigo para saludarte hoy?… ¿muchas?… preguntas un tanto ridículas a estas alturas de tu caminar orante… ya sabes que tu camino no admite semejantes consideraciones… es de otra índole, sigue por otros parajes…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, no se afane tu corazón por «contar»… no es eso, no se trata de cantidades… el Amor más sabe de intensidad, de calidad, que no de cantidad o de contabilidad… deja a Dios las sumas y abandónate en lo pequeño, que es en verdad lo grande…. y no temas perder si sólo posees algo muy pobre para dar…

… ¿acaso quien lo dio todo, y poco, no entregó más que aquél que daba mucho porque, según su contabilidad, le sobraba abundantemente?… entonces, ¿qué importa más?… si no tienes otra cosa, ¿no tienes todo tu corazón para ofrecerlo al Señor?… reposa en tu oración pequeña y silenciosa, vuélvete todo en tu ofrenda y aprende la compasión… vive el misterio de la Misericordia sin límites…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te dispones a no ponerle porcentaje a tu entrega… siempre es todo con todo porque si no es nada… no acotes tu servicio en previsión de no sé qué falsa prudencia… no registres tus entregas pensando que en balances que tu Señor no audita… ama sin más de más… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 22,34-40: “… amarás… con todo… ”)…