… “caminante peregrino”, a pesar de lo que fuere… ¡nada es como la bondad de Dios, tu Padre!… ¡si lo conocieras!… cuando se te invita al reposo y a la paz es, sin duda, porque esa es la perspectiva y ese el ámbito de quien se abandona en ella… pero es necesario «correr el riesgo»… es decir, arrojarse abandonado en ella sin dejar lugar a las dudas y a las vacilaciones… de estos titubeos habrá siempre… pero una cuota más alta de coraje acabará siempre por llevarte más adelante…
… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, tu Señor es bueno y te invita a la confianza… es cierto que la necedad y la imprudencia aparecen por todos lados… es posible, y muy posible, que hoy sufras sorpresas y desconsideraciones en el lenguaje y en los hechos… pero es necesario que renuncies a darles alguna importancia… no, no dependes del variable carácter de los «otros»… tampoco de los antojos pasajeros… ¡ni del pronóstico del tiempo!… cuando recibas noticia de todo ello aprende a apartar la atención de lo que no cuenta…
… tu atención no precisa «refuerzos» de ningún tipo… no tienes necesidad ni apuro de “enlazar”… o de asegurarte de nada y mucho menos de nadie… ni «esclavo» ni «esclavista»… la amistad verdadera, como el amor, es «desinteresada»… donde hay interés o utilitarismo, donde se pretende «sacar provecho» de personas y de cosas, ¡todo se derrumba!… tu Señor es bueno con todos, no lo tomes a mal…
… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te alegras de la prodigalidad y de la liberalidad del Corazón de tu Señor… Él quiere que todos se salven trabajando en su Viña… no le importa la hora que lleguen, ¡se alegra con los primeros y con los últimos!… y si eres de los primeros, siéntete dichoso de compartir el sudor y el cansancio por los demás… si eres de los últimos, agradece que se te tenga en cuenta… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 19,30 – 20,16: “… ¿por qué tomas a mal que yo sea bueno? … ”)…