Si vives deprisa, si exiges condiciones

… si vives deprisa, si exiges condiciones, si ignoras a los demás, si prefieres tener a ser, si pactas con el confort, si tienes miedo al compromiso, si desprecias los caminos que suben… así, en esa mezquindad y mediocridad de vida, no sabrá hoy ni nunca, por más que lo intentes, por mucho que quieras, para qué vale la vida, para qué sirve el corazón… no sabrás ni el sabor de la paz, ni el precio de la alegría, ni el sentido de las lágrimas, ni el misterio de las cosas, ni el gusto de la vida, ni el encanto de la amistad, ni el valor del silencio, ni el milagro del amor, ni el encanto de la familia… te pasarás la vida, ¡triste vida!, improvisando, corriendo, hambreando, huyendo de ti, lejano, desterrado, de visita, de sobra, ridículo, fracasado, esclavo, aburrido, desarraigado, vacío, inútil, viejo… con la vida tristemente vacía, inmensamente sin sentido… pero, si la obra de tu vida puedes ver destrozada y volverla a comenzar, si puedes perder en un día la ganancia de años y no resignarte… si puedes ser amante y no estar loco, si consigues ser fuerte sin dejar de ser tierno… si logras soñar, mas no dejar que el sueño te domine, pensar, sin ser sólo un pensador… si puedes ser firme sin llegar a la dureza, si puedes ser audaz, sin pecar de imprudente… si consigues ser bueno y lograr ser un sabio, sin ser soberbio ni pedante… entonces los reyes, los dioses, la suerte y la victoria, serán ya para siempre tus sumisos esclavos, y lo que vale más que la gloria y los reyes: serás hombre, amigo mío… la #rosasinporqué es inmensamente rica y dichosa porque vive en, desde y con la gratuidad… ¿en qué consiste el éxito de tu vida?, ¿qué gloria es la que buscas?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 8,51-59)…