Si llegas a casa, después de haber trabajado todo el día, y nadie sale a recibirte

… si llegas a casa, después de haber trabajado todo el día, y nadie sale a recibirte, y no hay nadie que se alegre de verte, es feo… si abres la puerta y no hay nadie, es triste… si entras y todos están con lo suyo, ocupados con las redes sociales, y nadie te presta atención, es decepcionante… en cambio, si llegas a casa y alguien te está esperando y te recibe con un abrazo, ¡adiós cansancio!, ¡valió la pena el día afuera!… algún día te vas a morir, suena un poco dramático, pero es así… sin embargo, a pesar de ser algo tan cierto y que todos los seres vivos compartimos, no resulta fácil hablar de la muerte… enfrentarte a la muerte no es fácil, pues te asaltan las dudas sobre el sentido de la vida, qué pasará después, ¿existe la vida eterna?… hay gente que prefiere ignorar la muerte y vive con la sensación de que la vida va a durar para siempre, de que habrá tiempo para hacer muchas, ¡pero no!… la muerte es el encuentro definitivo, fundidos en un abrazo, con Quien descubriste en el camino de la vida y compartieron con otros momentos lindos y difíciles, alegres y tristes… si la muerte es entrar en una nada, en un vacio, ¡qué triste que es vivir!… asumir con entereza que vas a morir, te ayuda a vivir de una manera más auténtica e incluso más alegre, pues te conecta con tu realidad de ser finito, te hace vivir agradecido y responsablemente… triste no es morir, ¡triste es vivir al pepe!… la #rosasinporqué reconoce el valor efímero de la vida, por eso por la gratuidad vive cada momento anticipando el eterno… ¿te preocupas de alimentar la vida eterna anticipada o no le has dado importancia?, ¿qué es la muerte?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 6,51-59)…