… si la mentira
es solamente
no decir la verdad…
… si la traición
es un juego
de simple seducción…
… si la intemperie
afecta apenas
a los que no tienen techo…
… si el hambre
sólo duele en el cuerpo
del excluido de la mesa…
… si el desprecio
únicamente se concentra
en el despreciado…
… si el insulto
acaba en el rostro
del que lo recibe…
… si lo que doy
es lo que me sobra
y nada más…
… ¡qué solos estamos
en la fría noche
de la historia!…
… pero si la mentira, la traición
la intemperie, el hambre
el desprecio, el insulto,
¡estallan en mi propio corazón!…
… ¡qué infinita compañía
nos arropa y nos revive!…
… si doy lo poco que tengo,
misteriosamente, ¡sobrará!…
“… Jesús vio a unos ricos
que ponían sus ofrendas
en el tesoro del Templo;
vio también a una viuda
de condición muy humilde,
que ponía dos pequeñas monedas de cobre…” (Lucas 21,1-2)
(… la “rosa sin por qué” aprendió a darlo todo desde la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Lucas 21,1-4…)