Si esperas y velas, eres un enamorado o un poeta

… “caminante peregrino”, la pedagogía de tu Señor es introducirte y afincarte, de algún modo, en el Secreto, en lo no «publicable»… en soportar -tal vez- la ausencia de los comprobantes… ¿soportar?… en realidad se trata de que adoptes la hondura del Silencio… que es algo más que la falta de los ruidos molestos… es lo que exige el «peso» de tu humanidad… y debes llevarla con gozo y alegría…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, tu Señor llevó la Cruz… ¡y el Misterio de la Cruz es, también, el misterio de tu humanidad!… ¿te decides a asumirla, al menos en la parte que te es dada?… en el secreto y en el silencio descubres este luminoso intercambio… allí está la «relación» entre lo que llevas y la seriedad de tu redención y elevación… ¡no hay ya espacio para «carteles»!… es necesario, pues, que veles directamente con tu Señor… y que te sumerjas en Su oración… es necesario que te dejes introducir en la “fiel espera de su Presencia”…

… si esperas y velas, eres un enamorado o un poeta… ya has visto una fuente… y contemplas el tenue hilo de agua pura que corre entre piedras pequeñas y salpica, con gracia, las verdes hojas… flores encendidas, más allá, entre el césped, sobre la tierra húmeda… perfume fresco del amanecer, tierra mojada, canto de luz, que se desliza, como fina mano, en las cuerdas de un arpa, tocando, delicadamente, los árboles del bosque…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, velas aguardando el regreso de tu Señor amado… y permaneces en la “fiel espera” de los enamorados y de los poetas… disipa toda sombra de inquietud de tu rostro y de tus palabras… no contagies tristeza a tus hermanos que no saben aún de “esperas”… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 10,35-38: “… felices los servidores a quienes el Señor encuentra velando a su llegada… ”)…