… “caminante peregrino”, es muy posible que intentando muchas maneras de comunicación no recibas las respuestas que aguardas… este «silencio» es muy grande y es, también, muy elocuente… sobre todo cuando arriesgas «algo» tuyo… porque toda «comunicación» que brota del corazón comporta un cierto riesgo… esto puede llegar a ser mucho más frecuente de lo esperado… pero el «silencio», éste de la ausencia y del olvido o de la indiferencia… es una lección admirable… es algo así como una «Palabra» de Dios que te invita a un «desprendimiento» cada vez mayor para dejarle a Él todo el lugar que otras cosas usurpan…
… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, es el “desasimiento” que te lleva a reconocer que la abundancia de intermediarios perjudica la vida espiritual… ¡ir a Dios sin temor y directamente!… no quedes atado por duras cadenas… no sólo a tus propias y cortas ambiciones… sino a «misiones» imaginarias que poco tienen que ver con la vida que recibes de Dios… «desprenderte» es lo mismo que «liberarte»… respira un aire nuevo que se desata allí donde no sabes ni puedes sospechar… ¡esa preocupación enfermiza viene de la abundancia de las cosas!…
… «deja tu cuidado entre las azucenas olvidado», te dice San Juan de la Cruz… deja y no retengas soñando con no sé cuáles respuestas que, después de todo, no causan alegría… es hora de sumergirte más en el Misterio y confiar, ¡sin temor!… ¡confiar, a pesar de todo!… e invocar al Corazón de Jesús y al de su Madre Santísima, tu Madre… dejándote «cubrir» por Ellos en el secreto paraje de tu alma… coraje siempre y ¡adelante!…
… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te liberas de tantas cosas que esclavizan tu corazón… ¿a qué amontonar y guardar tantas cosas en baúles y placares?… ¿en serio piensas que necesitas de esa abundancia que satura y anestesia tu alma?… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 12,13-21: “… cuídense de la abundancia… ”)…