Señor, has puesto todo lo que amas en mis manos

… Señor, has puesto todo lo que amas en mis manos… me descoloca tanta confianza, me desafía tanta responsabilidad… Tú me conoces mejor que yo mismo y, aún así, lo que el Padre te ha confiado, me lo confías a mí, que soy tan sólo barro… por eso, quiero, en tus manos, dejarme moldear como arcilla, dejarme abandonar en tu amor… que sienta que Tú eres mi fortaleza, mi refugio en el peligro… quiero vivir como un niño en brazos de su madre, cobijado como el polluelo bajo las alas de su madre… déjame, Señor, que de verdad crea que tu Padre es mi Padre, que me cuida más que al pájaro y la rosa… que ya no soy huérfano, sino hijo… que ya no soy esclavo, sino hombre libre… que ya no soy asalariado, sino servidor… que ya no soy algo, sino hermano… que ya no soy sólo barro, sino barro perfumado… déjame acurrucarme en las noches, en la ternura de tu inmenso amor entregado… ahora que todo parece una encerrona, descúbreme que Tú eres mi salida, mi marcha sin retorno, lo mejor que me ha ocurrido en la vida… quiero ser, en el día que comienza, libre como el cóndor que se lanza a lo alto… quiero estar, en tus manos, abandonado… la #rosasinporqué está toda en las manos de la gratuidad, por eso con confianza se puede poner todo en sus manos… ¿en las manos de quien has puesto tu vida y tu familia?, ¿te reconoces pequeño y, sin embargo, con personas en tus manos?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 3,31-36)…