Sembrado en Su Corazón todo lo comprenderás

… “caminante peregrino”, ¿quién eres?… esto te lo preguntas siempre y no hallas respuesta que te conforme… te interrogas acerca del “sentido”, de lo más profundo, de ésta vida que, a veces, parece escaparse de tus manos… es que no hay medida o modo para “comprender” lo incomprensible… has de escapar de tu propia comprensión, si ésta se diera ahora mismo o alguna vez… no puedes encerrar en tus categorías lo que las excede… solo puedes acoger, sembrar, el misterio de tu vida… la semilla sembrada va revelando su interioridad oculta…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, tú eres más… no puedes abarcar con tu razón lo que está por encima de ella, porque tú eres más… no podrás medir ni determinar ésta vida y peregrinación tuya porque tú eres más, ¡y tanto más!… no comprendas encerrando, midiendo y razonando… deja advenir, deja llegar, acoge una y otra vez… pero, ¿acaso no debes convenientemente discernir y juzgar acerca de sucesos y cosas?… sin duda, cuando se trata de lo que está en tus manos y en tu misión… sobre todo si depende de tu responsabilidad y cuidado…

… pero de lo escondido, de tu impotencia o de lo que te supera… de lo que no depende de ti… ante todo ello, ¡acoge, deja y persevera!… ¿quién eres?… el tú de Dios sembrado en la historia… ¿estás dispuesto a “velar una hora” con Él?… Él te lleva en su Corazón y tú, misteriosamente, en el tuyo, sin distancia alguna… no que ocupe Él un “espacio”, ¡es que tu corazón es suyo!… ¡vuélvete niño!, es la hora del más pequeño… sumérgete en el Misterio de Cristo-Jesús en el Espíritu, como el más pequeño… alégrate y no temas… sembrado en Su Corazón todo lo comprenderás…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, quedas sembrado en el Corazón de tu Señor amado… las raíces de tu vida se hunden en Su amor misericordioso, lleno de ternura y lento para el enojo… y entonces produces Sus frutos de humildad y mansedumbre, de compasión hacia tus hermanos… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Mateo 13,18-23: “… el hombre que escucha la Palabra y la comprende… ”)…