Saludar con el corazón

… saludar con el corazón es dejar que la palabra eche raíz y sea fecunda, es bajar por la palabra hasta su napa más profunda y beber con quien nos habla del agua que lo inunda… es cimentar sobre la roca una certeza bien rotunda, que ni viento o marea, a su firmeza derrumban, es despertar los sentidos para que con presteza acudan a disponerse enteros para dar su ayuda… es dejar que se vulneren las defensas y las dudas, es dar tiempo al que se visita porque sabe que lo escuchan, es traducir los sonidos que las palabras pronuncian y convertirlos en latidos donde las emociones pulsan… es sacar a la esperanza de su tumba, para guiarla por la senda de una vida que aún da la lucha hasta abrirse camino entre la noche y la penumbra… es ofrecer los lazos que las amistades fundan, es abrir el espacio donde dos distintas vidas distinguiéndose se aúnan… la “rosa sin porqué” te visita cada mañana y te saluda… ¿eres capaz de salir de lo tuyo y ponerte en camino, sin demora pero sin prisa, para visitar el corazón de los tuyos?, ¿cuándo vistas saludas con el corazón hasta llegar al corazón del otro?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 1,39-56)…