Salir del hogar, y de nuevo entrar en el bosque

… salir del hogar, y de nuevo entrar en el bosque… ¿por qué?, ¿qué tienen los espacios que dicen, evocan, tanto?… todas estas imágenes maravillosas pueden convertirse, quizá porque hay una sola que está más allá de todas y se asoma en múltiples manifestaciones, espejos lejanos de una realidad siempre mayor… hogar o templo, ermita o claustro, cabaña o casa de castores… hondura misteriosa que es, de algún modo, el “lugar”… en suma: montaña o estrella, todo indica y señala una suerte de “espacio” trascendente que es morada y que es profecía… anuncio y presencia inmediata, sonoro y silencioso “ya”… vas de camino y siempre llegas, es tan grande tu vida que no la puedes diseñar… pero en la “rosa que no tiene porque”, en el instante, ha brillado tu luz, que es gratuidad… esplendor que parece un relámpago que, al atravesar el cielo, te abre el campo y el tesoro en él escondido… la #rosasinporqué es anuncio y profecía de la gratuidad y de su secreta fecundidad… ¿anuncias con confianza la impresionante fecundidad de la gratuidad o eres profeta de sólo calamidades?, ¿perseveras en el anuncio a pesar de los años sin evidencias?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 2,22.36-40)…