Sacar del campamento

… sacar del campamento, echar del pueblo, excluir de la comunidad y de la familia, expulsar del corazón, poner al margen… evitar el contagio de la lepra, del coronavirus, del pecado, de los malos ejemplos… pero nunca alejar, distanciar, es curar… y jamás aislar, confinar, es sanar… pueden ser medidas preventivas temporales que los “sanos” adoptan “hasta qué”… ¿qué hacer?, ¿cómo proceder?… el médico para curar al enfermo no se tiene que contagiar, el que ayuda al descarriado no se tiene que desviar, el amigo no debe convertirse en amiguito o en amigote… buscar la cercanía sin ahondar en el respeto y en el amor, es exacerbar las diferencias y tensionar los encuentros… la comunión no es estar cerca unos de otros, sino estar unos en otros… la comunión que sólo se queda en unión degenera en grupos selectos… la comunión que da el salto de la unidad florece y fructifica en comunidad… el leproso del Evangelio suplicó volver a la comunión con Dios y con sus hermanos, pidió ser “purificado” y no solo “curado”… ¿de qué le hubiera servido “curarse” si seguía encerrado en sí mismo?… el Señor, conmovido por ese deseo de comunión, no tuvo ni miedo ni vergüenza de “tocarlo”… la #rosasinporqué es una invitación constante a vivir en comunión los unos con los otros desde la gratuidad… ¿formas comunidad o vives aislado?, ¿qué haces por la unidad?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 1, 40-45)…