Sabes, María, que soy un soñador

… sabes, María, que soy un soñador con los ojos abiertos hacia el Altísimo, con los pies en nuestra agreste tierra palestina, con las manos callosas en el trabajo artesano y diario, y con el corazón rendido al tuyo porque te amo… acepto como mío lo que tú acepaste, me pongo a disposición de tu sí, aunque no lo entienda y hasta me revele… y, ahora, se me invita a entrar en las ensoñaciones del Eterno en el tiempo… ensoñado enamorado, en el encuentro contigo, María, madura mi intimidad para acoger tu cercanía y para confiarte la mía… si pretendo apresarte en el puño de mis vacíos, se desvanece tu presencia… no te urjo claridades, me basta tu luz para buscar en mis sombras… mi adentrarme en ti, amada mía, y tu adentrarte en mí, que no soy nada, afina mi corazón para asumir la paternidad prestada… no apresaré tu belleza, mi celestial princesa… no mancillaré tu virginidad, no estrujaré el misterio que me sobrepasa y abraza… aquí me tienes, amada, para cuidarte, para acompañarte… saberte bien y feliz, es mi irrenunciable sueño que seguiré, no importa cómo ni dónde, junto a ti y al Niño soñando… la #rosasinporqué aprende de José a vivir soñando con los sueños de otro… ¿eres el sueño de los tuyos amados?, ¿te animas a servir los sueños de Dios y de los demás?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 1,18-24)…