… ¡rotura de ilusiones!,
desencanto,
frustración,
… ¡se acabó!…
… y, sin embargo,
nuestra vida continúa por su cauce,
un cauce que no logramos ver en totalidad…
… ¿es necesario ver demasiado?…
… cuando las «estructuras» aprietan
donde las juzgamos superfluas e inútiles,
sabemos que es preferible
«dormir la siesta»…
… hay dolores que no se curan
con indiferencia o con «sanaciones» apresuradas…
… sólo se nos invita a hallar
un sentido más elevado…
… un sentido en verdad liberador,
en el andar cotidiano,
solos o acompañados,
y en cualquier ocasión…
… esto que hoy sufrimos
es una escala que nos lleva muy alto…
… aunque cada uno a su manera,
porque no todas las víctimas son iguales…
… todas las horas
tienen su amanecer y su ocaso…
… y las horas son diferentes,
y nosotros también…
… algunas horas «duelen» más que otras,
pero si duelen: por algo es…
… hay una participación misteriosa,
que es vocación muy subida…
… el dar la vida desinteresadamente,
el amar sin porqué, sin cálculo ni medida,
supone, hoy por hoy, no saber muy bien
por lo que uno se desvive…
… ¡es un secreto martirio!…
… el núcleo de luz de cada paso,
que está escondido y vedado,
refulge en el secreto admirable e inefable
del misterio de la gratuidad…
… ¡adelante, pues, y confianza!…
… no estás muerto sino dormido,
a ti también, el Señor, te dice:
“¡talitá kum!”…
“… ¿por qué se alborotan y lloran?,
la niña no está muerta,
sino que duerme…” (Marcos 5,39bc)
(… la “rosa sin porqué” reconoce el valor secreto y sublime de la vida gracias a la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Marcos 5,21-43…)