… respira hondo y goza del silencio que se te brinda y que asciende desde tu interior… no es una ausencia, al contrario… el silencio que llevas y que se te dio un día es plenitud… no dejes que nada, ni nadie te perturbe… intenta, una y otra vez, callar voces y fantasmas… pero tampoco te quedes en ello… avanza como sumergiéndote en donde no sabes… ese silencio, que parece vacío y nada, es, de alguna manera, ocasión y lugar… es pleno… la gratuidad te ha llevado a un jardín para hablar a tu corazón… escucha ese susurro, ese vuelo del viento que te roza y te habla… preguntarás: ¿qué hacer ante esas interrupciones o agresiones del mundo que, al acecho, aguardan el momento preciso para cortar tu acción de gracias?… pues nada… permanece, permanece… el camino es silencio… no consideres que, por ello, sigues a tientas: continúa, simplemente… la #rosasinporqué campea las tormentas sin atormentarse, los ruidos no la escandalizan porque el silencio la sostiene… ¿te escandalizan tantos los escándalos que escandalizas a los pequeños por no confiar?, ¿qué lugar ocupa el silencio en tu vida para que los ruidos no te arruinen?… (con el Evangelio de hoy, San Marcos 9,41-50)…