Recuerdos intocables

… recuerdos intocables,
celosamente encriptados
en el fondo de la conciencia,
en un recoveco del corazón,
portadores de heridas secretas,
de lo que pasó,
de lo que me hicieron,
de lo que hice,
mi historia,
mi vida…

… sólo yo
tengo acceso a ellos,
nadie más,
ni Tú, Señor, ni ellos,
sólo yo…

… con el tiempo
aprendí a convivir con ellos,
los maquillé,
los disimulé,
me acostumbré…

… “eso” intocable
lo revestí del mejor aislante,
la soberbia,
la indiferencia,
la vergüenza…

… comunicable incomunicado,
por propia decisión, aislado,
que no es soledad,
es aislamiento,
sólo yo, nadie más…

… un día, apareciste,
y me animé,
“impuro” me reconocí,
autoexcluido
por “eso” intocable…

… y entonces,
me “tocaste”,
tocaste “eso” intocable,
y ya no soy solo yo,
soy Tu, y ellos, nosotros…

… comunicable comunicado,
porque así los quisiste Tú,
tocando lo intocable
rompiste mi aislamiento,
perdonaste mi pecado…

“… ‘si quieres, puedes purificarme’;
Jesús, conmovido,
extendió la mano y lo tocó,
diciendo: ‘lo quiero,
queda purificado’…” (Marcos 1,40c-41)

(… la “rosa sin por qué” se deja tocar por la gratuidad y vive en comunión con todos… con el Evangelio de ayer, San Marcos 1,40-45…)