Reconocer y sumergirte en tu corazón es mayor que todas las «obras» que puedas realizar en esta vida

… reconocer y sumergirte en tu corazón es mayor que todas las «obras» que puedas realizar en esta vida… quisieras ver más de lo que has visto, quisieras ver más de lo que ves, oír lo que no se oye por esas rutas sin confines… pero todo eso que deseas no se halla donde sospechas… sólo el «silencio», amigo y amiga de la rosa, te lo entrega en lo escondido del corazón… ¿qué es aquello que contradice al silencio?, ¿qué opones al silencio?, ¿se trata del ruido, de los clamores, de la palabra, de las inquietudes o angustias, de reclamos y pareceres, de mensajes y de mil cosas más?, ¿se trata de excesivas luces o imágenes?… nada de todo esto puede estar al nivel y a la profundidad del verdadero silencio… ¿puede «cubrir» al silencio una canción o un murmullo?… el silencio es algo así como el lenguaje primordial o el ámbito que envuelve y acompaña al respiro y a tu vida… el silencio es desapego y siempre está más alto, superando las consideraciones y, desde ya, los conceptos… el silencio es inesperado… no se fabrica, no se puede fabricar… sólo un signo ha de bastar para entrar más allá y descubrirlo de nuevo… el silencio no se manifiesta de un vez para siempre, el silencio se redescubre en situaciones a veces harto penosas o donde menos lo puedes sospechar… la #rosasinporqué vive bajo el signo del silencio por eso sólo habla con su belleza de la gratuidad… ¿vives reclamando signos audibles y visibles sin soportar las evidencias invisibles y silenciosas?, ¿confundes el silencio con la ausencia de sonidos y ruidos molestos?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 11,29-32)…