Amigo y amiga de la rosa, debes orar sin hablar, es decir sin ser un charlatán

… amigo y amiga de la rosa, debes orar sin hablar, es decir sin ser un charlatán… porque orar no es mover los labios, sino el corazón… ¿cuándo estarás conforme con esa «oración tuya» que quisieras «perfecta»?… en realidad te hallas ante lo más importante, lo mayor, lo que arrebata tu alma y tu vida y te eleva… pero, claro, no te conformas… y es que todo siempre parece poco, sobre todo cuando te apresuras a medir las cosas… la oración, tu oración brota de la gratuidad, lo sabes muy bien, pero te cuesta adoptarla así no más, sencillamente, como se da en el silencio siempre inesperado, insospechado, del corazón… en efecto, la oración es la de Jesús… es Él que se retira a orar al Padre, es Su Corazón que se eleva y en un mismo movimiento te lleva al Padre… ¡los ojos del Señor levantados al Padre!… vuelve silenciosamente a apreciar y a vivir esta oración, esta maravillosa contemplación que es la intimidad del Señor con el Padre, Su Padre y tu Padre y nuestro Padre… ahora mismo, donde no sabes bien, por encima de tu pensamiento, recibes con alegría la oración que nunca se detiene y sigue los latidos del corazón… la #rosasinporqué ofrece la belleza con la que la gratuidad la viste cada mañana, y esa es su oración… ¿tienes la confianza filial de decir Padre mío, Padre nuestro, y de cerrar los ojos y dormir tranquilo?, ¿puede ser que haya pasado un día sin que hayas levantado los ojos a lo alto y tus labios balbucearan “Papito nuestro”?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,7-15)…