Recibir, ¿quién es capaz de recibir?, ¿de abrir el corazón a la vida que le es comunicada, participada?

… recibir, ¿quién es capaz de recibir?, ¿de abrir el corazón a la vida que le es comunicada, participada?… ¿sabías que la gratuidad es tu «ámbito» y que, en efecto, recibes, con el don, mucho más que “algo”?… recibes a alguien que te ama, a Alguien que te ama con locura… esto no puede circunscribirse en explicaciones ni definiciones, ¿para qué?… y es, sin embargo, fuente de gozo y de salud… quizá parezca algo «irreal» y aún «débil», pero es la mayor fortaleza y precisamente lo «real»… tal la gratuidad, que no tiene modo ni medida, pero resuena en clave hondísima y las «distracciones» de este mundo, terriblemente finito, no pueden alterar ni impedir… ¡recibe y acoge, pues, lo que no sospechas y es permanente sorpresa de infinita magnitud!… no sabes cómo llegaste a la vida, no lo puedes recordar ahora y, desde luego, no interesa… de la misma manera, ahora y siempre, llega la vida desde lo alto y tampoco puedes explicártelo con tu lenguaje… es secreto maravilloso que se te confía y que debes hacer fructificar… la #rosasinporqué vive tan agradecida de lo recibido gratuitamente que no hace más que sonreír… ¿te das cuenta que los talentos que se te confían no son tus capacidades sino la vida que se te da y el amor que se te tiene?, ¿haces fructificar la vida y el amor?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 25,14-30)…