Quiero todo

… quiero todo,
deseo todo,
busco todo…
… pero, soy nada,
apenas,
un poco más…

… ¿por qué poner
en un ser finito
esas ansias de infinito?…
… ¿para qué sembrar
lo que nunca
he de cosechar?…

… ¿soy acaso
un chiste
para que te diviertas?…
… ¿soy, tal vez,
un acto fallido
de tu ser perfecto?…

… ¿lo perfecto
no es lo acabado
y yo voy siendo?…
… ¿lo perfecto
es posible en alguien
tan imperfecto?…

… y un día escogí ser
reflejo sin sol,
agua sin fuente,
voz sin garganta,
amor sin corazón,
y me perdí en mí…

… Tú me guardaste,
sol en tus ojos,
agua en tus manos,
voz en tu oído,
corazón en tu Corazón,
y me encontré en Ti…

… desde entonces,
Tú me iluminas,
Tú me fecundas,
Tú me pronuncias,
Tú me repartes,
y te encuentro en mí…

Yo solo,
¿qué puede ser?

“… sean perfectos
como es perfecto el Padre
que está en el cielo…”
(Mateo 5,48)

(… la “rosa sin porqué” aprendió que la perfección es la gratuidad en acción… con el Evangelio de hoy, San Mateo 5,43-48…)