¿Quién me creo?

… ¿quién me creo?…

… ¿cómo he llegado
a este relato construido
que me aleja de la realidad?…

… lo que he dicho de mí,
¿realmente lo creo?…

… si todo es don y gracia,
¿no debería preguntarte
a Ti, Señor de la vida,
quién soy yo?…

… soy página en blanco…

… y así soy oído que escucha
sin el más mínimo ruido;
retina que me acoge
sin distorsión y sin juicio;
espejo fiel y veraz
en quien me miro:
amiga que no apresa
mis rasgos vacilantes;
libertad que me ofrece
todos los caminos;
confidente gratuita
si tacho, enmiendo y rompo;
espera que no urge;
regalo que no exige…
… herencia vegetal
de bosques centenarios…

… ¡cada día te ofreces,
página en blanco,
más imagen de Dios,
tan silencioso
y tan cercano
en Quien me escribo!…

(… deja, pequeño hombre,
esa histeria minimalista
de contarte en fantasía
lo que seduce y embriaga
tu ambición desmedida…
… ¡conviértete y sé quién eres!…)

“… Jesús comenzó a recriminar
a aquellas ciudades
donde había realizado más milagros,
porque no se habían convertido…”
Mateo 11,20

(… la “rosa sin porqué” sabe de dónde bien y hacía donde va, por eso vive en constante conversión hacia la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Mateo 11,20-24…)