¿Qué es lo que ves?

… ¿qué es lo que ves?, ¿qué es lo que oyes?, ¿qué es lo que tocas?… en realidad, poco y nada… hay dos dimensiones en la percepción de lo que te rodea; una primera, las «cáscaras», y otra, detrás, las «desilusiones»… las coberturas sombrías son las que «aparentemente» te tocan; las segundas, las tristezas, son las consecuencias de prestar atención a las primeras… entonces, debes educar tus sentidos… ¿para no ver?, ¿para no oír?, ¿para no tocar?… no, no, para “sentir” con propiedad… ¿por dónde comenzar?… todo ha de comenzar por una «educación» de la “memoria”… las falsedades exteriores llegan a un terreno bien dispuesto por las evocaciones harto frecuentes de una memoria caprichosa… si percibes un sonido desagradable, inmediatamente lo asocias con “recuerdos” mortificantes, con sufrimientos o carencias del pasado, que has retenido dolorosamente… el primer «paso» de la memoria, del recordar, es tener presente, en cualquier circunstancia, la Palabra de Dios en la que “te mueves, existes y eres”… “cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad”… ante esta certeza, las “cáscaras” y las “desilusiones” se esfuman porque no son «reales»… aprende, pues, a vivir “volviendo a pasar por el corazón”, vive desde “tu jardín interior” soleado y regado por la oración… la #rosasinporqué comienza la jornada con la oración, así todo lo percibirá desde la gratuidad… ¿ya hiciste tu momento de silencio orante?, ¿pasas por tu corazón fecundado por la oración los acontecimientos del día?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 16,5-11)…