Primeros pasos de tu mano

… primeros pasos de tu mano, papá… sentir tu mano firme que me sostenía y guiaba… saberme abrazado por tus miradas que me cobijaban y me animaron a desafiar la noche, a conocerla cerrada y estrellada… pocas y parcas palabras, papá, que corregían, que enseñaban y que estimulaban… nobleza, hidalguía, sinceridad, seriedad y alegría, responsabilidad y familia… nunca un gesto amenazante, nunca una desconsideración o un maltrato a mamá, papá… así recuerdo, agradecido, a mi padre… ¿quién no necesita un papá?… la orfandad es una relación de filiación abandonada… mientras el hijo tiene un hogar, el huérfano la intemperie… el huérfano es un “exiliado de la vida”… el huérfano es un “sin familia”… “¡no los dejaré huérfanos!”, has dicho Señor… pero, ¡cuántos huérfanos de padres vivos!, ¡cuántos hijos viviendo como huérfanos!, ¡cuántos en la Iglesia sin experiencia de familia!… Señor, quiero ser como un niño, aunque a veces no sé bien lo que eso significa, pero me pongo en tus manos, me abandono… consuélame en mis heridas, anímame en mis cansancios, acaríciame… y envíame a los heridos y cansados, a los huérfanos, para que yo sea tu ungüento y tu fuerza, tu caricia y tu abrazo… no es “distancia” lo que necesitamos, sino “cercanía”… la #rosasinporqué vive la experiencia de la filiación gratuita, por eso tanto entiende a los huérfanos y no los “aísla” sino que los “asila”… ¿eres hijo o huérfano?, ¿aíslas o asilas con tus gestos y palabras?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 14,15-21)…