Porque vives deprisa

… porque vives deprisa, porque pones condiciones, porque tienes miedo al compromiso, porque desiertas los caminos que suben… no sabrás ni hoy ni nunca, por más que lo intentes, por mucho que quieras, para qué vale la vida, para qué sirve el corazón… no sabrás ni el sabor de la paz, ni el precio de la alegría, ni el sentido de las lágrimas, ni el misterio de las cosas… te pasarás la vida, ¡triste vida!, improvisando, corriendo, hambreando, huyendo de ti, lejano, desterrado, de visita, de sobra, ridículo, fracasado, esclavo, aburrido, desarraigado, vacío, inútil, viejo… con la vida tristemente vacía, inmensamente sin sentido… pero, si la obra de tu vida puedes ver destrozada y sin perder palabra, volverla a comenzar… si puedes ser amante y no estar loco de amor, si consigues ser fuerte sin dejar de ser tierno y sintiéndote odiado, sin odiar a tu vez, luchar y defenderte… si puedes soportar que hablen mal de ti los pícaros, los que pretenden enfadarte… si puedes seguir digno aunque seas popular, si consigues ser pueblo y dar consejo a los reyes… si consigues ser bueno y lograr ser un sabio, sin ser soberbio ni pedante… entonces los reyes, los dioses, la suerte y la victoria, serán ya para siempre tus sumisos esclavos, y lo que vale más que la gloria y los reyes: serás hombre, amigo mío… la #rosasinporqué no se deja vencer por el mal y por quienes hacen el mal, la gratuidad la mantiene fiel haciendo bien el bien… ¿eres fiel a pesar de las contrariedades y caídas?, ¿te dejas tentar hacia el mal por obtener beneficios?… (con el Evangelio de hoy, San Juan 15,18-21)…