Pobre de cosas, ni lejos, ni cerca, sin arriba ni abajo, ni por costado o sendero alguno

… pobre de cosas, ni lejos, ni cerca, sin arriba ni abajo, ni por costado o sendero alguno… simplemente pobre, ¿has avanzado, alguna vez, sin lugar, ni espacio?… atrévete a la aventura y deja de una buena vez lo dejado… que las cosas no te enriquecen, sólo las personas… camina más allá, sin caminar… niega lo que afirmas, niega lo que niegas, deja lo que dejas, deja lo que no dejas, abandona el abandono… y despréndete de todo cuidado, “entre azucenas olvidado”… ¿incomprensión?… ¡cuántas veces te lamentas por no ser “entendido” o acogido o, simplemente, bien recibido… ¡no importa!, ¿acaso importa?… en efecto, es preciso que no vaciles y te afirmes en la gratuidad… aprende a valorar esas decisiones no mezquinas que sabes has de tomar… hay un ambiente muy denso de presiones de todo tipo, que asustan y desvían tu camino, llevándote por sendas perdidas… pero aquí está el secreto de no apartarte del camino directo y no quedar en vana conversación por los lados, por esos “costados” que te apartan y te alejan de lo esencial… has de adherir a lo “esencial”: ¡todo es gracia!… la #rosasinporqué no se queja de su pobreza evangélica, sino que agradecida se ofrece hermosa aunque muchos no la entiendan ni comprendan… ¿valoras la pobreza de cosas como una dimensión de libertad y de gozo en tu vida?, ¿sufres la incomprensión como una injusticia buscando una reivindicación vanidosa y caprichosa?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 4,16-30)…