… continúa, persevera, mantente en la gratuidad… a pesar de esos aullidos mezquinos que suenan desde lejos… los vulgares necesitan tortas y confites y mucho ruido para disimular y esconder la opacidad de sus vidas… la fidelidad no necesita de propaganda… tus pasos gozan de una asombrosa originalidad… lo que no aguardabas ayer, aparece hoy y, tal vez, de un modo diferente a cuanto hubieras podido sospechar… no alcanzas a ver o a distinguir bien la profunda «estabilidad» de ese «fondo» inefable, que todo lo trasciende, y que se llama gratuidad… abandona la reiterada y temerosa mirada hacia los costados, hacia los lados o hacia no sabes dónde, buscando apoyos y seguridades de toda índole, aquí y allí… así, sólo excusas tu dejadez y vagancia… posees unos talentos que debes administrar, no esconder… los exámenes se dan una sola vez y no es cuestión de que busques con solicitud dar nuevos o de nuevo, a cada rato… te corresponde el peso de la responsabilidad asumida con alegre fidelidad… la #rosasinporqué no da vueltas, la gratuidad la lleva a ser responsable, coherente y fiel: gratuitamente recibió, gratuitamente se entrega… ¿reconoces los talentos que se te han confiando y los administras con responsabilidad alegre y fiel?, ¿has enterrado algún talento por haragán o miedoso?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 25,14-30)…