… ¿piensas ahora en los panoramas que enfrentas o que dejas atrás?… es posible que la fantasía o la memoria insistan en atraparte en las vueltas de tu camino… pero esos «panoramas» los generas tú mismo cuando huyes prevenido de las instancias que te rodean… se asemejan el grito sin más y sin eco, sin proyección, sin sentido… las amenazas son una suerte de deuda, un reclamo del viejo pecado… tú ve siempre más allá, trasciende sin fatiga y con fe… abandónate a la gratuidad que es el don que ahora recibes… pero tal vez te preguntes: “¿Señor, adónde te escondiste?”… o le preguntes a las situaciones incomprensibles: “¿dónde lo han escondido?”… y quizá no caigas en la cuenta de que a Él mismo le preguntas, porque lo has tomado por un extraño… así, día tras día, sigues escapando de la respuesta luminosa… hasta que en un instante de silencio luminoso Él mismo te llama, pronuncia tu nombre, ese mismo que sólo conoce el que lo recibe y acepta… Él viene, ya está aquí, siempre estuvo aquí… la #rosasinporqué acepta simplemente lo más preciado de la vida: vivir con confianza ya que nada ni nadie podrá separarla de la gratuidad… ¿enfrentas la vida, con todas sus dificultades, con fe y gratitud?, ¿vives pendiente y reclamando signos evidenciando que no confías a quien le pides?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 8,5-17)…