Perdón, Señor

… perdón, Señor, por
querer medir, palmo a palmo,
el misterio;
contar los vestigios
de todo lo creado,
destrozar la semilla
para ver qué lleva dentro…

… perdón, Señor, por
desconfiar de la mano tendida,
no dar valor a los abrazos,
sospechar de las sonrisas,
no tolerar los contratiempos,
impacientarme con las impaciencias,
acelerar los tiempos y los procesos…

… perdón, Señor, por
prestar mis sandalias al viento,
subir a los árboles
y contar las estrellas…

… perdón, Señor, por
pretender bautizar cada ola,
ponerle nombre
a cada granito de arena,
desplegar mis velas
controlando tu Aliento,
y navegar en tus mares
buscando en el agua
tus huellas…

… perdón, Señor, por
no darme cuenta
del amor inmenso
que me rodea…

“… ‘sí, Dios amó tanto al mundo,
que entregó a su Hijo único
para que todo el que cree en él no muera,
sino que tenga Vida eterna’…”
(Juan 3,16-18)

(… la “rosa sin por qué” reconoce el inmenso y gratuito amor que recibe a cada instante y no se queja… con el Evangelio de ayer, San Juan 3,16-18…)