Pensaba que todo podía

… pensaba que todo podía, que yo me bastaba, que siempre acertaba, que en cada momento vivía, Señor, a tu modo y así me salvaba… rezaba con gesto obediente en primera fila, y un montón de méritos huecos era sólo el eco de un yo prepotente… creía que sólo mi forma de seguir tus pasos era la acertada… miraba a los otros con distancia fría, porque no cumplían tu ley y tus normas… me veía distinto, y te agradecía no ser como aquellos, como estos… hasta que un buen día tropecé en el barro, caí de mi altura, me supe pequeño, descubrí que aquello que pensaba logros era tan solo ceniza… descubrí la celda donde estaba aislado de tantos hermanos por falsos galones… me supe encerrado en el laberinto de la altanería, me descubrí tan frágil… y al mirar adentro, Tú estabas conmigo, y al mirar afuera, comprendí a mi hermano… supe que sus lágrimas, sus luchas y errores, sus caídas y anhelos, eran también míos… ese día mi oración cambió… ten compasión, Señor, que soy un pecador… la #rosasinporqué no reza comparándose, la gratuidad la mantiene humilde y agradecida… ¿cómo es tu oración?, ¿te reconoces pecador necesitado de perdón?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 18,9-14)…