Pascua

… Pascua,
paso de Dios por mi vida,
Pascua florida,
que no tiene ocaso,
que no se marchita…

… Pascua,
en el tiempo que pasa,
con su lento roer,
y un vendaval repentino,
me dejaron sin nada…

… Pascua,
en el fondo de la nada
descubrí el Todo,
que sustentaba mi ser
como Él mismo,
desde Él mismo,
en Él mismo…

… Pascua,
desde el Todo
me llegó todo;
al quedarme sin nada
dejé la nada,
y se abrieron mis manos
para acogerlo todo,
sin apresar nada…

… Pascua,
el que es poco
va cargado de mucho,
y añade a su apellido
títulos y posesiones…

… Pascua,
el que es mucho
necesita poco,
y añade a su ser
todo lo que regala…

… Pascua,
¡para iluminar
todos mis tiempos,
y todo mi ser,
bastó un instante,
tu Paso, Señor,
en todo y nada!…

“… esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos;
¡este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él…” (Salmo 117,23-24)

(la “rosa sin por qué” es anunciadora de la gratuidad a partir de la Pascua… con los Evangelios de la Octava de Pascua…)