Pasan los años

… pasan los años,
se desgastan los días,
los minutos son más largos,
una vida llena de promesas…

… acumula muertes y fracasos,
publicanos y prostitutas,
tu y yo, nosotros, todos,
historias desnudas no soñadas…

… ¿puede el hoy y el pasado
privarnos de un mañana?…
… ¿es que para “algunos”
no habrá auroras ni esperanzas?

… a veces nos estrellamos,
y somos como una gota de lluvia
que estalla y rompe en mil pedazos
dispersos por la tierra…

… ¿ninguna experta mano
podrá hilvanar con sabia cirugía
aquellos brillos quebrados
y devolvernos la armonía primera?

… ¿podrá bajar, con su aliento cálido,
el Sol que nos contempla?,
¿llegar hasta nuestros residuos esparcidos,
y aspirarnos de la muerte a la vida?…

… ¿podrá echarnos a volar de nuevo,
y concentrarnos en nubes ligeras,
en impensado estreno de azules infinitos,
de encuentros, abrazos y miradas amigas?…

“… y Jesús les dijo:
‘les aseguro que los publicanos y las prostitutas
llegan antes que ustedes al Reino de Dios…” (Mateo 21,31b)

(… la “rosa sin porqué” no presume de su hermosura, la gratuidad le permite ver a las otras flores como más agraciadas que ella… con el Evangelio de hoy, San Mateo 21,28-32…)