¿Para qué estás dónde estás?… pues, ¡para nada!

… ¿para qué estás dónde estás?… pues, ¡para nada!… ¿creías que vales algo para algo?… ¡qué pretensiones por aquí y por allá!… ocurrencias y fantasías de distinta índole, todas… y te preguntas: “¿para qué cosa sirvo?”… nada te preguntan, nadie quiere que enseñes nada, ni aprender nada… ¿entonces, qué pasa?, ¿no estás en «tu» lugar?… no hay «lugares», tal vez no hay lugares vacíos… pero nadie enseña nada, efectivamente, en «lugares»… ¿qué es esto?, ¿no sabías que se enseña en silencio y con gratuidad?… nunca sabrás lo que das, así como es difícil saber lo que recibes… ¡enseñar en silencio y con gratuidad!… intensidad escondida y realidad fecunda que no se mide ni se explica, que no necesita de la lógica humana, ni de cálculos antojadizos!… así, pues, ¡menos palabras y más presencia!… ¡no pretendas disfrazar la verdad con argumentos ni te escondas en títulos engañosos!… aprende tú mismo la lección, tu autoridad viene de tu serena y bondadosa presencia y no de la fuerza de tus gritos y bravuconadas… la #rosasinporqué enseña con la autoridad de la gratuidad, no impone la verdad ni la manipula según su conveniencia… ¿enseñas con la autoridad de tu presencia o con gritos y golpes de puños?, ¿lo que enseñas a tus hermanos los libera o los esclaviza?… (con el Evangelio de hoy, san Lucas 4,31-37)…