… ¡déjate sorprender y no analices tanto!… piensa, si, pero no tanto con la cabeza sino más con el corazón… racionalizar no es el camino, sensibilizar tampoco… la comprensión cordial es la sabiduría de la gratuidad… piensas, tal vez, en demasía, que el Señor, tu Dios, permanece allá lejos, que, tal vez, te mira con un catalejo o desde muy arriba… en suma: que está, sí, claro, pero bien “más allá”… cuando oras el Padrenuestro lo «ubicas» en un cielo lejano y más que inaccesible, olvidando el verdadero sentido de la trascendencia… o quizá lo «fijas» en alguna imagen o figura… pero algún día, así lo esperas, quedarás sorprendido y más que admirado de que estaba y está y es ¡tan cerca, tan próximo, tan inmediato!… nada tan inmediato y tan penetrante, tan humano y tan divino, como la «mirada y los gestos” de cercanía del Señor, su Presencia irresistible no abusiva ni invasiva… cuando Él desaparece de tu “vista” o de tus “sentidos” es cuando está más cerca… ¿cerca?… no existen palabras para decirlo… “… tómame de la mano, Señor, déjeme sentirte junto a mis pobrezas… gracias por estar y ser tan cerca… no puedo decirlo ahora ni de otra manera… ¡te amo, mi Señor!…”… la #rosasinporqué está siempre cerca, con la gratuidad acompaña y nunca se aleja… ¿te dejas tomar de la mano y te dejas ayudar y acompañar?, ¿pretendes resolver todo sólo?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 4,38-44)…