Hay palabras que hieren, hay gestos que hieren

… hay palabras que hieren, hay gestos que hieren… existe una honda y misteriosa “flagelación” en los azotes que llegan a través de expresiones, de términos, de actitudes, de amenazas, de descuidos, de olvidos o negligencias… más prontos a reconocer las agresiones de ruidos estridentes, de sonidos que no dejan dormir, de manifestaciones tumultuarias, de bombazos y mil cosas más… que a reconocer lo que realmente daña al corazón y a los demás… es que poco importa la “dimensión” del mensaje: es su intensidad lo que cuenta… puedes hacer tanto mal… y ¡tanto bien!… valora la intención profunda de tus actos y de tus reacciones… porque sin respeto y sin delicadeza el trato humano se degrada hasta perecer… el bien se obtiene con la ascesis verdadera de una búsqueda superior… haz de ascender en la adopción y práctica de virtudes humanas, de excelencia y de valor… no uses “dardos” vengativos, por lo general causados por el resentimiento, para compensar tu lucha y tus fatigas… haz bien el bien, siempre… la “rosa sin porqué” no daña ni se daña, la gratuidad la hace hacer siempre bien el bien… ¿vives hiriendo y dañando a los demás y te sientes justificado a hacerlo?, ¿procuras hacer el mayor bien posible o haces las cosas así nomás?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 6,6-11)…