Otra vez

… otra vez,
si, otra vez…

… la primera vez que me fui
fue para probar la vida;
con la herencia anticipada
que a mi padre reclamé,
a mi hermano mayor no lo saludé,
y de mi madre, no sé…

… después de despilfarrarlo todo
lejos de “mi” casa,
que ya no era mía,
muerto de hambre regresé,
no para encontrarme
con los que fueron míos,
sino para sobrevivir…

… me encontré
que mi padre me esperaba,
con una fiesta y un abrazo,
hijo me hizo otra vez sentir,
con mi hermano, el mayor,
entonces no funcionó…

… con el tiempo, él y yo,
conocimos al Nazareno,
y otra vez partí,
no para malgastar la vida
sino para darla hasta el fin…

… ahora que murió,
y los sueños se rompieron,
¿qué nos queda hacer aquí?,
mejor será regresar a Emaús,
a la casa de papá,
pero no creo que volvamos
a empezar…

… por eso, Señor Jesús,
vence mis tristezas,
vence mi pusilanimidad,
vence mis resistencias…

… no me dejes solo con el saber,
¡hazme llegar de una vez a Emaús!…

… dame tu Palabra,
pero dame también tu Pan;
hazme entender,
pero hazme sobre todo amar…

…y dame también la fuerza,
y el convencimiento,
y las ganas,
y la alegría
de poder llegar a mis hermanos
y ¡contarles que te encontré!…

“… ‘quédate con nosotros,
porque ya es tarde
y el día se acaba’…”
(Lucas 24,29b)

(… la “rosa sin por qué” descubre la Vida, Palabra y Pan, con los ojos de la gratuidad… con el Evangelio de hoy, San Lucas 24,13-35…)