… no puedes vivir con los pies en la tierra si tus ojos no miran al cielo… y para que tus manos estén en el trabajo, tu corazón debe estar ensoñado y enamorado… es posible que añadas errores con tus pasos… un tropezón aquí y otro más allá… tu condición de vulnerable te recuerda, a cada instante, a cada paso, la urgencia de renovar, sin temor, el abandono y la confianza en Quien te ama y sostiene… en tantas ocasiones oirás o percibirás voces que suenan con tonos adversos y lejanas tormentas que agitan y despiertan temores que, en realidad, no comportan amenaza real alguna… es verdad que tu fragilidad se apodera de tus pensamientos y se gestan representaciones de todo tipo velando las horas mejores y turbando la paz… es preciso hablar y pensar menos… callar las impertinencias cuando sacuden el camino y hacen temblar la tierra que pisas… que la oración cotidiana sea un oasis de paz… que la leve y suave brisa acaricie todos los instantes… la #rosasinporqué abre la ventana a la realidad, cuya belleza inocente y gratuita nadie ha podido manchar… ¿sabes confiar sin afligirte o vives alterado sin confianza?, ¿tienes el corazón ensoñado y enamorado?… (con el Evangelio de hoy, San Mateo 6,24-34)…