… no pases de largo, mira con el corazón y date cuenta… ése que está ahí caído es tu hermano, aunque todavía no lo conozcas… no está medio muerto sino medio vivo, y de ti depende que viva… no necesitas ir a la universidad para que tu corazón se conmueva… no necesitas de riquezas para aproximarte declinando tu indiferencia… no necesitas del reconocimiento para alargar tu soberbia… no pases de largo, mira con el corazón y date cuenta… hay muchos otros caídos, sin fuerzas y sin ganas que esperan hoy de ti, tan sólo una palabra… deja atrás las cobijas y la cama y ponte a darle abrigo a tantas vidas desoladas… verás cómo tu amor, bien pronto, se hace brasa… no sigas dando vueltas a las cosas ya pasadas, ni dejes que tu herida llame a tu vida “fracasada”, muestra en cambio que tu vida es más “humana”… que el sol al que tú tapas, negando el hoy de tu jornada, por ti se ha levantado nuevo de mañana para caldear el frío de otros pasos donde tú vayas… la “rosa sin porqué” no es indiferente ni ajena, siempre hospeda en la belleza de su gratuidad… ¿pasas de largo, haces rodeos, miras para otro lado cuando te das cuenta que alguien necesita una mano?, ¿estás atento a las necesidades de los demás o vives concentrado en tu ombligo?… (con el Evangelio de hoy, San Lucas 10,25-37)…