No gambetees la Voluntad simplísima de tu Señor

… “caminante peregrino”, ¿por qué afincarte en innúmeras complicaciones, persiguiendo «seguridades» estrechas y ámbitos con aire acondicionado?… un nuevo desasimiento se impone cuando los pensamientos propios y los cuidados o prejuicios ajenos obstaculizan… de un modo o de otro… el andar más simple y más directo… ¡no estás invitado a dar vueltas y vueltas!… ¡estas llamado a responder y a arrojarte en el mar inmenso del Amor divino!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¿dudas?… pareciera, a veces, que reclamas más pruebas, que no te conformas así no más… y esto es un error… cuando acontece esa «separación» o «desprendimiento» de todo lo perecedero, de todo lo que fabricas para encerrarte más y más… cuando te descubres libre, sobre todo de ti mismo… entonces, ¡es tanto lo que descubres que no puedes escribirlo en ningún lugar!…

…. cuando percibes ese silencio que porta, escondida, la vocación, la voz del Señor que llama… entonces te sabes libre… es que no buscas la «soledad» sino al Solo, al Único… es Él mismo Quien viene y habita en el corazón… ¡no te pierdas en los arroyuelos, ni en los caminos laberínticos que se abren seductores!… no quieras arroyos, ni estanques pequeños… ¡quiere y busca el Mar!…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, te encuentras con la Sabiduría que lo simplifica y resuelve todo… no enredes tu corazón con excusas, no marees a tus hermanos con justificaciones, no gambetees la Voluntad simplísima de tu Señor… ¡decídete a amar sin más de más!… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Lucas 7,31-35: “… ¿con quién puedo comparar a los hombres de esta generación?…”)…