Tu Señor ve por los ojos de Su Madre, tu Madre

… “caminante peregrino”, ¿te preguntas por el «sentido» del sufrimiento?… es comprensible, que no le encuentres “sentido”… y lo más propio es que no puedas encontrarlo nunca… ¿te sientes tan mal porque no logras trabajar en lo que deseas, porque «otros» no te atienden, o porque los «responsables» te ignoran?… ¿“sufres” por considerar que has quedado marginado e infecundo?… ¿“sufres” sobre todo cuando aquellos, que están más allá, se llevan los premios?… qué lástima, ¡“sufres” egoístamente!… ¡“sufres” inútilmente!…

… pequeño y buen amigo, pequeña y buena amiga, ¡cuántos se juzgan fracasados e inútiles, porque sufren esa «desatención» indiferente!… pero no todo queda ahí y no has de plantearte estas cosas ahí, ni así… “sufrir” por uno no tiene sentido, es inútil… sólo tiene sentido “sufrir por otro”… pero para eso hay que amar… la fecundidad del hombre es la obra de Dios… deja, pues, que el Verbo nazca en tu alma y déjale obrar… ¿no has pensado que el sufrimiento de hoy, que no comprendes, en el misterio de la Cruz tiene una proyección y fecundidad eterna?…

… entonces, ¡vamos!… ¡arriba!… ¡allí donde te encuentras ponte de pie y respira hondo!… con la “pequeña oración” de la mañana, y de cada momento, llevas a la Madre de tu Señor a tu casa… sus lágrimas valen más que cuanto pudieras decir, expresar, transmitir, difundir o enseñar a lo largo de toda tu vida… y no se trata sólo de un «sufrir» con Ella, sino de ese «descenso» en y con su Hijo que no tiene explicación ni discurso… tu Señor ve por los ojos de Su Madre, tu Madre… desayuna y matea con la Verdad del “pan del día”, (Juan 19,25-27: “… junto a la cruz, estaba su Madre …”)…